Miscelánea
Voy a
escribir esta entrada como salga, sin planear, sin revisar y sin controlar.
En estos
últimos días estuve pensando varias cosas.
Uno: Me
encantaría poder lograr tal vida interior que los acontecimientos externos, positivos
y negativos, alegres y tristes, no me afecten en demasía. Ejemplo: el martes tuve
una excelente salida, el miércoles estaba feliz y se notaba. ¿Por qué esperar a
esos momentos para ser feliz? Quiero ser feliz ahora, sean cuales sean mis
circunstancias.
Dos: Qué
fácil y rápido que juzgamos a la gente. Qué incómodo es vivir con estereotipos
rígidos. Te condicionan. En mi trabajo nuevo estoy conociendo gente de otros países
y haciendo tareas nuevas. En sólo un mes
me he llevado gratas sorpresas. Aprendí
a no juzgar de antemano. A ponerte el lugar del otro.
Tres: Uno
atrae lo que piensa. Y esto no es “zen bullshit”. Es así. Por lo menos a mí me
ocurre. Mientras daba clases en Wayra, ayudaba a una ONG que trabaja para el
bienestar de Tamarindo. Fui a sus eventos y junto con mi amiga y socia colaboramos
en redacción y diseño. Unos 4/5 meses después, estoy trabajando para ellos.
Además siempre me intrigó trabajar en un hotel. Hoy las oficinas de esta ONG
están ubicadas en un hotel.
Cuatro:
Mirarse para adentro y soltarse te relaja. No hace falta venirse a vivir a la
playa. Ahora que estoy meditando a la mañana o haciendo más ejercicio, estoy
más tranquila. Ojo, en el trabajo pasa de todo y no paro un minuto pero trato
de usar los minutos después de despertarme para meditar, conectarme con Dios y
cerrar los ojos para mirarme mejor.
Cinco: Más
vale sola que mal acompañada pero obvio, más vale bien acompañada que
sola. Me estoy dedicando a estar bien
conmigo, conociendo aspectos que tenía apagados o dormidos. Estoy más serena. Lo
notó recién Dora, que trabaja hace años en lo de mis viejos. Yo también lo
noto. Y lo de bien acompañada, veremos qué ocurre pero yo ya solté. Y cuando
menos lo espere, aparecerá. O no. Quién
sabe. Después les pido la dirección de Tanganica…ja. Será acá, en BA o en
Tanganica. En un día, un mes, un año… Veo mujeres que se aferran a historias
pasadas. A veces es difícil estar sola, sobre todo en un país lejano pero la
fortaleza que sacás es el doble, triple, sos vos y el mundo.
Seis: el sábado vuelvo a dar clases pero esta
vez a los landlords (amo esta palabra, es mejor en inglés) de mi casa. Estoy
feliz y entusiasmada porque me encanta dar clases y porque me tengo que adaptar
a una nueva edad. Mis alumnos eran, en su mayoría menores de 25 años. Mis nuevos
alumnos juntos suman más de 120 años...
Siete: qué
importante es poner límites a las exigencias de los demás. Desde los que te
quieren y desean cosas distintas a las que vos querés hasta la gente que no te
conoce bien en el trabajo.
Ocho: qué
bien me hace descargarme y escribir todo esto. Ja. Y lo más importante,
liberarme de lo que ustedes puedan pensar de mi a partir de esta “desnudez” de
reflexiones y experiencias. Liberador. Es como para algunos pintar. A mí por
ahora, me sale, escribir. Y no pretendo gustar o disgustar. Sólo hago lo que me
sale. A falta de mis clases de teatro,
cómo las extraño, ahora me encuentro aquí, con un teclado y una pantalla.
Hasta la
vista.
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