Alejandro
Hoy Alejandro cumple tres meses. Y por ende yo cumplo tres meses de ser mamá.
Pensé que sería algo similar a ser tía pero no.
Ser madre es lo más intenso que me ha pasado en estos ¿jóvenes? 40 años.
Vamos a empezar por el principio. Alejandro vino
al mundo el sábado 1 de julio a las 10.20 am en el Hospital La Anexión de
Nicoya, Guanacaste, Costa Rica. Llegué
al hospital el viernes a las 9 de la noche con la bolsa fisurada. A la hora,
empezaron las contracciones y después de 12 interminables horas, mi hijo nació
por parto natural y sin anestesia.
Parir me dio una fortaleza hasta
entonces desconocida. Recuerdo que en
algún momento de esa interminable noche / madrugada le dije a Dimitri: “Ya no
aguanto más, no sé cómo voy a afrontar lo que sigue”. “Vas a poder, sos fuerte” me alentaba Dimitri.
Incertidumbre, miedo, confianza,
alegría, desesperación, paz y miles de sentimientos opuestos y al mismo tiempo.
La maternidad te desarma, rompe tus
estructuras, derrumba tus planes, quiebra tus hábitos y ya nada vuelve a ser
igual. Alejandro me cambió el eje, para siempre.
Luego de una larga noche, de dormir
entrecortado y con un cuerpo cansado e irritado, lo voy levantar y me encontré
con su sonrisa. Como dijo Residente de Calle 13 a su hijo: tu amor me descongeló.
Agradezco a la vida recibir esta
nueva VIDA. Agradezco el ser testigo de su experimentar de un mundo
desconocido. Nosotros re-aprendemos a mirar todo desde sus ojos. Hoy Alejandro
sintió la brisa del mar y se relajó tanto que se durmió. Y fue feliz. Tan
simple como eso.
Alejandro: esto recién empieza.
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