Gracias Grecia

  Hace mucho tiempo no me tomaba tantos días de vacaciones. Agradezco a Dios este tiempo junto a Dimitri en Grecia. 
           Llegamos el 27 de septiembre. Todavía hacía calor en Atenas. Como sólo teníamos una semana aprovechamos el tiempo al máximo.  Luego de un buen desayuno con café y spanacopita, caminábamos 4 o 5 horas en promedio por día. Recorrimos los típicos lugares turísticos pero también los rincones a donde sólo llegan los locales. Nos hospedamos en la casa de Iasonas, el hermano de Dimitri, así que estuvimos muy cómodos.  
            El domingo 2 de octubre nos tomamos el tren a Patras, en el Peloponeso, para pasar allí varios días en la casa de Anna María y Hari, los padres de Dimitri. Bajamos del tren en Kiato a donde nos estaba esperando Hari, quien nos fue a buscar en su auto. El encuentro fue especial. Me tomó la cara con sus manos, me miró a los ojos y abrazo mediante me dio la bienvenida en griego. Nos subimos al auto y después de poco más de una hora llegamos Río, a las afueras de Patra.  Anna María también nos dio la bienvenida pero esta vez fue en inglés.
  Ella es danesa pero de muy joven se fue a vivir a Grecia. Habla danés, griego, inglés, francés y entiende español.  Trabajó como enfermera en Atenas y por gente en común, conoció a Hari quien es otorrinolaringólogo.  Nos estaban esperando con la comida lista y en seguida nos pusimos a charlar. 
            Durante las primeras semanas todavía hacía calor así que aprovechamos para ir a la playa, que está a dos cuadras de la casa. Llevamos nuestros libros, sombreros, anteojos de sol y encima de las piedritas nos acostábamos a leer. El mar es de color azul profundo, no tiene muchas olas y es un poco frío. Los primeros días descansamos un montón. Después retomamos nuestras caminatas eternas. La casa de Río se convirtió en nuestro bunker y desde allí realizamos varios viajes.
   Nuestro primer destino fue Galaxidi, un pueblo sobre el mar a donde comimos unos riquísimos calamares fritos.  Caminamos, fuimos a la playa, sacamos fotos y de ahí nos fuimos a Delphi, un sitio arqueológico en donde pudimos visitar el templo de Apolo, el tesoro de Atenas y el anfiteatro
  De vuelta en Río, disfrutamos en familia de un riquísimo estofado de conejo cocinado en horno de barro, marinado con papas, cebollitas, zanahorias, ciruelas y duraznos deshidratados. Un manjar. Una de mis comidas griegas preferidas.
         Luego fue el turno del templo de Epidauro en donde está el santuario consagrado a Asclepio. Allí se practicaba la medicina y la interpretación de los sueños. En el siglo IV a.C., se convirtió en uno de los principales lugares sagrados del mundo griego.  Muy cerca de Epidauro está Nafplio, que fue la primera capital del país entre 1829 y 1834, al comienzo de la independencia de los griegos respecto de los turcos. Lo más imponente de este lugar es la fortaleza de Palamidi que está sobre una colina. Para llegar hay que subir más de 900 escalones. Y cada uno vale la pena ya que la vista desde allí es única. Los venecianos construyeron esta fortaleza a principios de siglo XVIII y los otomanos la modificaron tras conquistar la ciudad en 1715. Tomó su nombre de Palamedes, un héroe mitológico griego de la Guerra de Troya. La ciudad antigua de Nafplio es mi ciudad preferida. Saqué más de 16 fotos que subí a mi Instagram. Amé sus callecitas angostas, bien conservadas, su plaza y las florcitas de colores en los balcones.
         Unos días después visitamos la Acrópolis de Corinto, una de las fortalezas medievales más importantes de Grecia. Fue el templo de Afrodita, después iglesia y después mezquita. Imperdible la vista 360 grados de toda la costa, el Peloponeso y el Istmo, que hoy es el famoso canal de Corinto.
       Otro de los hits que no puedo dejar de nombrar fue el viaje en el trencito que va desde Diakofto a Kalavrita.  El ferrocarril fue construido por una empresa italiana entre 1885 y 1895.  ¡Hace más de 100 años! Sube 700 metros sobre el nivel del mar en 22,5 km. Usa un complejo sistema de encaje con “dientes” que se sujetan a los rieles. Así logra “escalar” en los tramos más empinados. Impresionante. Nos bajamos en Zachloru, la anteúltima estación, tomamos un cafecito al sol y bajamos caminando. Una gran decisión. Fueron dos horas espectaculares. Los rieles por corren a la par de un arroyo de montaña. Se los recomiendo. 
        Los abuelos paternos de Dimitri vivían en Vouno. Un pueblito de montaña cerca de Trípoli. Allí todavía tienen la casa en donde crecieron Hari y sus dos hermanas. Debajo de la casa tenían un pantopolio (cafetería-carnicería-pulpería). Uno de los fines de semana, se realizó una reunión familiar y conocí a primos, tíos y demás parientes.
      La semana pasada visitamos los pueblos de Zagori. Son varios poblados ubicados en unas tierras ocultas por unas montañas. Como es de difícil acceso, los pueblos prosperaron incluso durante la dominación turco otomana. Tiene un sistema de caminos que conectan a los más de 40 pueblos. Gracias a los puentes de piedra sus habitantes podían trasladarse en ocasiones en las que la nieve impedía la navegación por los ríos. El puente de Kalogériko es uno de los más atractivos por sus tres arcos. Nosotros elegimos Koukouli para pasar dos noches. Es un pueblo de muy pocos habitantes. Sólo tiene dos hospedajes. Silencioso. El lugar ideal para quien necesita curarse del estrés de la ciudad.  Por la mañana salimos temprano a sacar fotos. Nos encantaron sus casas construidas de piedra y madera tallada. Caminamos de Koukouli a Kipi por un sendero entre bosques de árboles con hojas de color amarillo y marrón por el otoño. Kipi es más grande y allí sí pueden encontrar restaurantes y cafecitos.    
           El cierre de estos maravillosos viajes fue Meteora. Es difícil encontrar las palabras justas para describir esta locura de la naturaleza.  Meteora significa "rocas suspendidas en el aire". Se formaron bajo el mar hace 30 millones de años. Para sumar aún más espectacularidad a este lugar, se construyeron monasterios sobre esas rocas. 24 para ser más precisos. Hoy quedan 13 de los cuales sólo 6 pueden visitarse. Megalo Meteoro, fue fundado en 1336 por un monje llamado Athanasios. Se encuentra sobre una roca de 536 metros de altura. Los otros cinco son: San Nikolas Anapafsas, Roussanou, Santa Trinidad, San Esteban y Varlaam. Imaginen la construccuón de esos monasterios hace más de 700 años. Parece como si desde el cielo los hubieran tirado. Para quien no quiere subir las escaleras, algunos monasterios ofrecen teleféricos.

          Agradezco a toda la familia de Dimitri que nos recibió, hospedó, ayudó, cuidó, aconsejó y mimó en estos dos meses de viaje. Me llevo el mejor de los recuerdos. Ahora nos queda poco más de una semana en Grecia. El 5 de diciembre volamos a Tamarindo en donde me espera un nuevo trabajo y muchas nuevas aventuras.

Todas las fotos: https://www.instagram.com/teresaokecki/

Sumo fotos de otros lugares que visitamos:

nafpactos

steminista

messologgi

Nafplio


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